lunes, 5 de noviembre de 2007

De cómo la ignorancia acompaña a la sabiduría

Leo en:




la entrevista a un joven filósofo de 43 años (aproximadamente edad en la que los griegos solían situar el floruit por cierto), que dice lo siguiente, para mi sorpresa:


P. ¿Por qué elige el término de moral en vez del de ética?


R. Porque la ética se ha convertido en "eso que se explica en el bachillerato" y tengo, además, un cierto disgusto o un puro hartazgo por los usos edificantes que ha tenido esa disciplina. Hay mucha autocomplacencia cuando se habla de ética. Soy bueno, soy noble, estoy entregado a la causa...: todos esos discursos tan llenos de beatería han inundado la ética, como si ésta fuera un depósito de verdades eternas. Pero esos son puros lugares comunes: la ética como disciplina kitsch.

Curiosamente, la ética ya no se imparte en bachillerato, desde la reforma de la LOGSE, de 1990, (aunque con una implantación accidentada, como es sabido). Eso me hace pensar que tal vez el filósofo se halle situado en años pretéritos, hace unos 15 años (por eso de contar con los retrasos tan habituales en nuestro país -que pregunten a los barceloneses-), cuando existía aquél BUP tan polivalente del que tanto se acuerdan los aquejados de melancolía, porque funcionaba muy bien, y el que no quería estudiar, pues se iba a FP y ya está. Pero Valdecantos no es profesor de instituto.


Es cierto que la materia tiene un cierto uso edificante, tal vez el más despreciable de los usos de la filosofía, pero en fin... Sin embargo el currículum que marca los contenidos, tiende ciertamente a ello, vendiendo la cuestión de los valores como tablas de salvación. Como luego cada profesor hace lo que le da la gana con el currículum y lo desobedece más o menos flagrantemente (en contra de lo que pueda parecer la norma en los departamentos es no cumplir la norma), este tema se ha olvidado hasta el punto de que algunos ya no se acuerdan de cuál era el currículum de la materia, y por eso se escandalizan ante las nuevas propuestas.


Sin embargo, para ser justo, el párrafo anterior a éste que reproducido me parece de una profundidad e inteligencia deslumbrante:


R. El bien es algo infrecuente, es raro. No surge cuando se está buscando, ni consiste simplemente en cumplir un puñado de normas. La oportunidad de hacer el bien uno se la encuentra por sorpresa. Ésa es mi tesis, acaso radical, que el bien no aparece cuando uno sale a buscarlo sino que es siempre el producto lateral de otra cosa. Es una rareza en el mundo. Y es que el mundo no es bueno, está bastante mal hecho. Así que no podemos sistematizar el bien porque cuando surge lo hace a contrapelo de la realidad.


Es una idea completamente kantiana, y creo que aceptable excepto en su parte final. La ética trata de sistematizar el bien, que en efecto es anómalo, lo cual no significa en absoluto que el mal sea natural por cierto. Eso me recuerda lo que en su momento dijo otra distinguida kantiana: "He actuado pocas veces en mi vida, y cuando no pude evitarlo". Se trata Hannah Arendt. El bien tiene algo de eso, de necesidad que aparece en una situación determinada. Éste debe ir acompañado de aquella virtud de la que hablaban los clásicos (que por algo lo son): la valentía.

La imagen habla por sí misma.

Antonio Valdecantos acierta y se equivoca, en cualquier caso ha publicado La moral como anomalía. Tal vez valdría la pena echarle un vistazo y seguir el balance de errores y aciertos.

1 comentario:

Maribel dijo...

No entiendo la alusión a D. Pedro Valdecantos, ruego me expliquen