viernes, 28 de diciembre de 2007

Emilio Calatayud Pérez, videos sobre educación

Dos muy interesantes vídeos de este juez de menores conocido por sus condenas de carácer reformador (¿no debería era ese el objetivo de las sentencias?). Noticia filtrada por Ana Belén M. V.





Esperamos opiniones sobre tan interesantes planteamientos.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Nueva página web de ACES

Hola a todos. Os informamos de que hemos creado una página web donde esperamos compartir toda la información relevante, así como los distintos proyectos y reflexiones de la Asociación. Invitamos a participar a todos en esta nueva anábasis. La dirección es:

www.acesasociacion.es

Un saludo.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Daniel Raventós, Sin Permiso

"Impuestos en el Reino de España: quién gana y quién pierde"


"El argumento de que la libertad depende de los impuestos es tan elemental, que uno podría abrigar cierta esperanza de que al menos alguna versión del mismo sea generalmente aceptada. No es que el punto sea sorprendente; lo verdaderamente sorprendente es que existan argumentos en contra." (Cass Sunstein, 1999)



En estas últimas semanas se han hecho públicos algunos datos o grupos de datos fiscales y económicos realmente importantes. Los dos primeros son conocidos por la población de forma más o menos generalizada; el tercero, bastante menos; y pocas tendrán noticia del cuarto.



Recordemos el contexto fiscal en que se enmarcan estos datos. Pronto habrá elecciones y en esta legislatura a la que le quedan pocas semanas de vida, y desde el punto de vista fiscal, el Gobierno del PSOE ha reformado el IRPF (pasando el tipo máximo del 45% al 43%, se ha implantado el tipo único en el 18% para todas las variedades de ahorro, etc.) y también el impuesto de sociedades (el tipo disminuyó del 35% al 30%). Ambas reformas pueden suponer una disminución recaudatoria entre ambos impuestos de poco menos de 9.000 millones de euros. Esta reforma, votada por las Cortes españolas, hace más de año y medio, hubo quien la llamó gráficamente "la tercera reforma fiscal del Partido Popular". Parcialmente, al menos, simbolizó el "cambio de socios" del PSOE: IU-ICV y ERC eran substituidos por el PNV y CiU. Para la próxima legislatura, si el PSOE repite Gobierno como parece que así será, la idea es continuar por este desgraciado camino con el mismo Ministro de Economía.



El primer dato, proporcionado por el último informe sobre el mercado laboral de la UE: en el reino de España los salarios han pasado de representar el 67,9% del PIB (1976) al 54,5% (2006). 30 años justos y una pérdida espectacular de más de 13 puntos. El reino de España no es ninguna excepción a la ley general. En la Unión Europea (de los 15), el descenso fue de media del 69,9% (1975) al 57,8% (2006). El futuro diáfano que parecía dibujarse para la clase obrera europea, a partir de los "gloriosos treinta años" que se habían vivido después de la Segunda Guerra Mundial, se truncaron al inicio de otros nuevos 30 años (hasta hoy) que, por contraste, bien pudieran ser llamados los "penosos treinta años". A mediados de los 70 empezó lo que se ha conocido como la gran ofensiva neoliberal. En esta ofensiva, la derecha neoliberal ha insistido en varios puntos, con mayor o menor intensidad en alguno de ellos según la coyuntura: 1) El Estado de bienestar saca del mercado incentivos de inversión y de trabajo remunerado; 2) El Estado de bienestar es ineficiente e ineficaz, como lo muestra la "ingente" cantidad de gasto público destinado a acabar con la pobreza, gasto que, además, no ha conseguido el objetivo, puesto que la pobreza sigue presente; 3) El Estado de bienestar conlleva un innecesario gigantismo del Estado, lo que conduce a su vez al deterioro de la iniciativa individual; 4) El Estado de bienestar implica un volumen de impuestos que atenta contra la libertad, y 5) No es cierto que el Estado de bienestar compense los "fallos del mercado". Uno de los productos de esta ofensiva que en realidad es el resumen de muchos otros es esta reducción del peso de los salarios en el PIB. La parte que han perdido los salarios en el PIB la han ganado, claro está, las "rentas del capital".



Segundo dato bien conocido: la Política Agrícola Común (PAC) de la UE supone unos 55.000 millones de euros (2007), una cantidad de las más importantes del presupuesto comunitario. La PAC da subvenciones al sector agrícola de los distintos Estados miembros. Buena parte de estas subvenciones se la llevan no los pequeños agricultores sino los grandes propietarios y terratenientes agrícolas. Así, hay quien recibe más de 200.000 y de ¡300.000! euros. Con lo que, como ya se ha puesto de relieve más de alguna vez, los 126 grandes ricos terratenientes del reino de España (la familia Botín, Samuel Flores, uno de los más grandes terratenientes del reino, los marqueses de Valdez Ozores, Mario Conde, Emilio Ybarra, Alfonso Cortina…) reciben tanto dinero como los aproximadamente 480.000 no tan afortunados.



Tercer dato ya menos conocido: la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado ha publicado hace unas pocas semanas un interesante documento cuyo título es "Fraude, corrupción y blanqueo de capitales en España". Es un documento de 31 páginas que ya ha sido reproducido por multitud de páginas electrónicas. Y lo vale, porque los datos y recomendaciones que esta organización propone merecen mucha atención. Aquí quiero destacar solamente una porción muy pequeña de todos ellos. El apartado dedicado al blanqueo de capitales es especialmente recomendable ("Todos los indicadores señalan a España como un verdadero paraíso para el blanqueo de capitales", se lee en la página 6), pero como no es técnicamente fraude fiscal, me limitaré a algunas de las afirmaciones que en este documento se dan. En primer lugar se recuerda (pág. 9) que no ha habido ningún Gobierno, del PP o del PSOE, que haya querido efectuar "un estudio en profundidad sobre la economía sumergida y el fraude fiscal existente". A falta de este estudio de cualquier Gobierno del reino, el documento ofrece una relación de todos los estudios que se conocen sobre fraude fiscal y economía sumergida. Entre ellos, se menciona el realizado en el año 2002 por el entonces responsable de política económica del PSOE, Jordi Sevilla, en donde se calculaba en 25.000 millones de euros el importe que dejaba de cobrar Hacienda cada año como consecuencia del fraude fiscal existente (1).




Cuarto dato casi desconocido: Jordi Arcarons, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, presentó una ponencia en el VII Simposio de la Renta Básica que se celebró en Barcelona los pasados 22 y 23 de noviembre titulada Financiación de la Renta Básica a partir de una reforma del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas. En este estudio (2), y aunque no era éste su objeto principal de atención, se mencionaron estos datos: "un maestro de primaria, funcionario con 12 años de antigüedad, que tenía en 2004 una retribución bruta anual de 28.088 euros, estaría en el percentil 80, entre el 20% más rico de Catalunya. Por su parte, un profesor de instituto, funcionario con 12 años de antigüedad, con 32.110 euros de retribución bruta anual en 2004, se situaría en el percentil 90, entre el 10% más rico de Catalunya. Por último, un catedrático de universidad, funcionario con 12 años de antigüedad, con una retribución bruta anual de 47.500 euros en 2004, pertenecería al percentil 95, esto es entre el 5% más rico de Catalunya." Algo completamente absurdo. Dicho más resumidamente: el IRPF muestra de forma indirecta que el enorme fraude fiscal que hacen los ricos es impresionante y lo que se hace para combatirlo no está ni mucho menos a la altura del empeño que los primeros ponen en defraudar. Hace poco más de 15 años, Leona Hemsley, una rica propietaria de una cadena de hoteles, dijo sin el menor pudor: "Sólo la gente corriente paga impuestos". Exactamente lo que estoy tratando de decir.




Es época de campañas electorales. Parece que el camino elegido, tanto por la derecha como por la izquierda, ha sido el de caminar al grito de "menos impuestos". Que lo haga la derecha era predecible y hasta "normal", que lo haga la izquierda, una parte de ella al menos, es un gran error. Atrapar votos no lo justifica todo.




NOTAS: (1) Aunque la mayor parte de habitantes de las fronteras del Estado español nunca han tenido un billete de 500 euros en las manos, el informe menciona un estudio en donde se afirma que "actualmente circulan en España 111 millones de euros en billetes de 500 euros, cuantía que supone un 30% del total emitido en la Unión Europea y el 64% del valor total del efectivo en manos de los españoles. La cifra de este tipo de billetes se ha multiplicado por siete respecto de los existentes en el año 2002, año de puesta en circulación del euro. Según los primeros datos aportados por la AEAT de las investigaciones que se están realizando, la utilización de estos billetes corresponde en una parte importante a operaciones inmobiliarias" (pág. 10). (2) Referido a una super-muestra de más de 100.000 declaraciones de IRPF catalanas. En cualquier caso, lo que se afirma a continuación para el IRPF que se genera en la nación catalana es perfectamente generalizable al IRPF de todas las comunidades autónomas, con leves matices.




*Daniel Raventós es miembro del Comité de Redacción de SINPERMISO. Su último libro es Las condiciones materiales de la libertad (El Viejo Topo, 2007).

lunes, 26 de noviembre de 2007

Información y casualidad


Puede que alguno de ustedes se haya cruzado la semana pasada con la polémica sobre los libros de texto que ha destapado el Mundo, y que continúa esta con alucinantes (no hay otra palabra) artículos.
Sin embargo, cuando uno lee las noticias de los diarios nunca debe dejarse atrapar por la sugestiva presentación de las mismas, e ir más allá de lo que dicen, hacia el sentido oculto que encierran. Este no tiene nada que ver con códigos herméticos ni nada por el estilo, sino el objetivo comercial que en realidad encubre toda información que aparece en los medios de comunicación, sometidos a unos intereses espúreos pero muy reales, que determinan como si de una sectarismo calvinista se tratase, la naturaleza de la realidad que seleccionan y criban, para "modelar" las conciencias de sus lectores conforme a sus intereses.
Porque, casualidades de la vida, la semana pasada también se celebró la XXII Semana Monográfica de la Educación organizada por la Fundación Santillana. Algún día, alguien más capaz que yo les hablará de la extensión de esta editorial en el mercado educativo global, particularmente en el sudamericano, y cómo mediante una oferta abrumadora, es capaz de configurar los contenidos educativos hasta el punto de que los profesores pueden desaparecer, para convertirse en meras figuras intermedias entre los proyectos educativos de las editoriales y los objetos de consumo educativo, llamados comúnmente niños.
Pero no es el caso ahora. Esta "semana" fue inaugurada por la Ministra de Educación, Mercedes Cabrera, y por Ignacio Polanco, Presidente de PRISA (evento al que, por cierto, también asistió el secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Álvaro Marchesi). El Presidente del grupo Santillana es Emiliano Martínez, y la empresa forma parte de PRISA desde el 2000.
Supongo que con esto ya son capaces de entender la conexión que trataba de plantearles. La noticia en sí cambia de significado, cuando se resitúa en otro contexto, normalmente menos accesible, porque al fin y al cabo los medios tratan de generar estados de opinión en base al principio de que "la gente es idiota y está en nuestras manos" (¿se acuerdan de Ciudadano Kane?, no es de las mejores películas de la historia por casualidad).
Una noticia tiene una estructura determinada, normalmente se ordena de mayor a menor importancia informativa en cada párrafo, porque poca gente lee todo el cuerpo, sino que la lectura se centra en los primeros y suele dejarse aproximadamente en el tercer párrafo si la cosa no va mucho con nosotros. Los primeros párrafos de las noticias de El Mundo hacen referencias constantes a Santillana, como ejemplo de una tendencia nacionalista en la materia de Historia que tiende a minar España (esto no es mio, sino del diario). Independientemente del contenido, esta noticia viene justamente a coincidir con el evento de la misma editorial y en la que participan ministros y otras autoridades, ¡qué casualidad!.
Las preguntas que surgen son múltiples, y lo cierto es que cada cual debe buscar sus propias respuestas, porque los diarios no sirven para informar, como creo haber mostrado. Yo me digo: ¿Qué habrá dicho un experto en educación como Ignacio Polanco en ese evento? ¿Habrá propuesto una educación para la ciudadanía basada en la tolerancia y el respeto, en la formación de corderos aptos para el consumo de bienes producidos por su corporación? A ver si alguien puede responder a esto.
Los medios compiten entre sí por conseguir audiencia, utilizando las mismas estrategias que los programas del corazón, aunque de un modo aún más artero y abyecto si cabe. Los periodistas parecen títeres en manos de sus amos, y se dejar arrastrar por su voluntad mercantilista. El periodismo, si es que alguna vez existió, parece que ha muerto. Sé que todo el mundo es consciente de esto, y lo que digo no es sino una obviedad patente. Pero una cosa es saber algo, y otra saber vivir con ello.

Links:
http://www.gruposantillana.com/quienes1.htm
http://www.gruposantillana.com/grupo1.htm
http://www.prisa.es/articulo.html?xref=20071120prsprsnot_1&type=Tes&anchor=priprenot
http://www.oei.es/noticias/spip.php?article1380
http://www.elmundo.es/papel/2007/11/20/
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/11/20/espana/1195532802.html
http://www.libertaddigital.com/noticias/noticia_1276317940.html

P.D. Tal vez sepan que el periodista Stanley encontró al Señor Livingstone perdido en mitad de África. Después de presentarse, Stanley le dijo a Livingstone que trabajaba para el New York Herald, que después sería el Herald Tribune. El Señor Livingstone llevaba años en África, pero le respondió que incluso allí se conocía la despreciable fama de ese diario. No por nada Livingstone se perdió en África.

Nota: la imagen es un fotomontaje, espero que nadie se altere por ello. Si alguien lo hace piensen en Man Ray y artistas así. Los artistas son inocentes, piensen en en Oscar Wilde.

lunes, 5 de noviembre de 2007

De cómo la ignorancia acompaña a la sabiduría

Leo en:




la entrevista a un joven filósofo de 43 años (aproximadamente edad en la que los griegos solían situar el floruit por cierto), que dice lo siguiente, para mi sorpresa:


P. ¿Por qué elige el término de moral en vez del de ética?


R. Porque la ética se ha convertido en "eso que se explica en el bachillerato" y tengo, además, un cierto disgusto o un puro hartazgo por los usos edificantes que ha tenido esa disciplina. Hay mucha autocomplacencia cuando se habla de ética. Soy bueno, soy noble, estoy entregado a la causa...: todos esos discursos tan llenos de beatería han inundado la ética, como si ésta fuera un depósito de verdades eternas. Pero esos son puros lugares comunes: la ética como disciplina kitsch.

Curiosamente, la ética ya no se imparte en bachillerato, desde la reforma de la LOGSE, de 1990, (aunque con una implantación accidentada, como es sabido). Eso me hace pensar que tal vez el filósofo se halle situado en años pretéritos, hace unos 15 años (por eso de contar con los retrasos tan habituales en nuestro país -que pregunten a los barceloneses-), cuando existía aquél BUP tan polivalente del que tanto se acuerdan los aquejados de melancolía, porque funcionaba muy bien, y el que no quería estudiar, pues se iba a FP y ya está. Pero Valdecantos no es profesor de instituto.


Es cierto que la materia tiene un cierto uso edificante, tal vez el más despreciable de los usos de la filosofía, pero en fin... Sin embargo el currículum que marca los contenidos, tiende ciertamente a ello, vendiendo la cuestión de los valores como tablas de salvación. Como luego cada profesor hace lo que le da la gana con el currículum y lo desobedece más o menos flagrantemente (en contra de lo que pueda parecer la norma en los departamentos es no cumplir la norma), este tema se ha olvidado hasta el punto de que algunos ya no se acuerdan de cuál era el currículum de la materia, y por eso se escandalizan ante las nuevas propuestas.


Sin embargo, para ser justo, el párrafo anterior a éste que reproducido me parece de una profundidad e inteligencia deslumbrante:


R. El bien es algo infrecuente, es raro. No surge cuando se está buscando, ni consiste simplemente en cumplir un puñado de normas. La oportunidad de hacer el bien uno se la encuentra por sorpresa. Ésa es mi tesis, acaso radical, que el bien no aparece cuando uno sale a buscarlo sino que es siempre el producto lateral de otra cosa. Es una rareza en el mundo. Y es que el mundo no es bueno, está bastante mal hecho. Así que no podemos sistematizar el bien porque cuando surge lo hace a contrapelo de la realidad.


Es una idea completamente kantiana, y creo que aceptable excepto en su parte final. La ética trata de sistematizar el bien, que en efecto es anómalo, lo cual no significa en absoluto que el mal sea natural por cierto. Eso me recuerda lo que en su momento dijo otra distinguida kantiana: "He actuado pocas veces en mi vida, y cuando no pude evitarlo". Se trata Hannah Arendt. El bien tiene algo de eso, de necesidad que aparece en una situación determinada. Éste debe ir acompañado de aquella virtud de la que hablaban los clásicos (que por algo lo son): la valentía.

La imagen habla por sí misma.

Antonio Valdecantos acierta y se equivoca, en cualquier caso ha publicado La moral como anomalía. Tal vez valdría la pena echarle un vistazo y seguir el balance de errores y aciertos.

martes, 30 de octubre de 2007

Interesante artículo de Joseba Arregi

"Vieja política posmoderna".

Ahora que se acaba la legislatura no es difícil constatar que la voluntad de poner final terrorismo de ETA por medio del diálogo y la negociación sin contar con el consenso amplio que hubiera sido necesario, y la remodelación de la estructura territorial del poder en España por medio de las reformas estatutarias, también sin consenso, han sido los dos temas fundamentales que han marcado su decurso. Mucho se ha hablado y escrito al respecto, y mucho será lo que todavía queda por hablar y escribir sobre ello, pues ni ETA ha desaparecido, ni la estructura territorial del Estado ha llegado a buen puerto.

Acompañando a esas dos cuestiones fundamentales, otros temas han ido creando una atmósfera que ha caracterizado sobremanera la legislatura: el debate educativo centrado al final en la asignatura de Educación para la Ciudadanía, en torno a la cual se ha debatido sobre la aconfesionalidad el Estado y de la laicidad debida en la educación, del clericalismo y del anticlericalismo, de la influencia y el poder de la Iglesia, y del derecho, o no, del Estado a formar las conciencias de los ciudadanos, todo ello guarnecido con la memoria de la Segunda República, el tratamiento debido a las víctimas olvidadas, la legitimidad de la Transición y cuestiones derivadas. Mucho, muy confuso todo ello, dejando la impresión de una legislatura deslabazada, inconclusa, sin posibilidad de cerrar nada de lo iniciado, desorganizada, con ideas claras de lo que los gobernantes consideran reachazable, pero sin ideas, igualmente claras, del proyecto a construir.

Puesto que todo esto queda inconcluso y dará todavía mucho que hablar y que debatir, puede ser ésta una buena oportunidad para reflexionar sobre otra característica que ha aparecido con fuerza en la política española en la última legislatura. No se trata de algo específicamente español, pero, como sucede con otras tendencias, a la que se presenta en el horizonte hispano, lo hace con más fuerza y con más virulencia que en cualquier otro lugar.

Cuando una época no sabe cómo denominarse a sí misma, elige llamarse posterior a lo que supuestamente le ha antecedido. Si lo anterior a lo que vivimos ahora era la modernidad, ahora toca ser posmodernos. Aunque mejor sería recurrir a Benjamin y pensar que toda época manifiesta su verdadera naturaleza en los excesos de sus momentos finales. El rococó sería la verdad del barroco, y el posmodernismo, en ese sentido, es la verdad de la modernidad. Una verdad definida por la quiebra de los grandes proyectos: si la modernidad destruyó la posibilidad de toda tradición para construir la absoluta autonomía humana, la posmodernidad se ha creído en el deber de impedir que nada de lo que en ese camino de destrucción ha aparecido se constituya, a su vez, en otra tradición, en un gran relato, en la interpretación de la Historia total, en el sujeto trascendental que reorganiza el todo del conocimiento, en el sujeto capaz de dar sentido a la Historia, en la verdad universal.

La posmodernidad resuelve extraer las consecuencias últimas de la destrucción de tradición: el nihilismo anticipado por Nietzsche y reconvertido ahora por los pregoneros del posmodernismo en relativismo total: no hay verdad universal, no hay valor vinculante, las palabras no significan, las definiciones no valen, se celebra la tolerancia como único valor, pero dándole el sentido de la indiferencia, pues nada hay que se pueda hacer prevalecer sobre nada, dado que todo da igual. Tolerancia como total indiferencia: no tomar en serio al otro.

Lo que en este caso queda, representando el momento de la verdad definitiva de la modernidad como destrucción de tradición, es el sujeto, no el transcendental de Kant, ni el sujeto proletario como clase y como motor de la Historia a través de la lucha de clases. Tampoco el sujeto como espíritu absoluto que lo reduce todo a su propia historia de objetivaciones múltiples hasta reencontrarse en la plenitud de la autoconciencia.

No. Lo que queda es el sujeto romántico, el sujeto que romantiza todo, el sujeto para el que la realidad no existe si no es como escenario para la manifestación de sí mismo como subjetividad. La realidad no es más que ocasión para que el sujeto se pueda manifestar. Y la condición para que el sujeto mantenga pleno poder sobre su propia subjetividad, para que ésta no se enajene en ningún trozo de realidad que le pueda tomar preso, sus manifestaciones en el escenario no pueden tener consecuencias, no pueden causar realidad de ninguna clase, pues ello supondría alguna limitación de su propio ser sujeto.

El sujeto como único superviviente del naufragio total de la cultura moderna, y al mismo tiempo como causante del naufragio definitivo de la misma, pues para mantenerse en su puridad de sujeto debe apostar por la invalidación de todo lo que esté marcado por el peso de la realidad: fuera definiciones, fuera marcos normativos, fuera significados que coarten la libertad del hablante, fuera limitaciones a la voluntad del actor -en el sentido de aquel que representa algo, no en el sentido de quien ejecuta y materializa algo, de quien se enfrenta a la realidad para transformarla, y a sí mismo con ella-, fuera obstáculos al sentimiento, aquél que me permite sentirme yo mismo en mi propia subjetividad.

Lo peor que está pasando en la política española de los últimos años es la irrupción de políticos y de políticas basadas en esta concepción del sujeto romántico tan adecuadamente analizada y descrita por Carl Schmit ya en 1919. Las ideologías no valen, valen los movimientos basados en sentimientos. Los marcos normativos son todo menos normativos, pues su carácter principal debe ser su mutabilidad radical. Las leyes crispan. Los símbolos no significan, no apuntan a realidad institucional alguna. Los sentimientos están por encima de las leyes. La verdadera política es la que se basa en los sentimientos: de identidad, de pertenencia cultural, no la que se basa en derechos garantizados por leyes. Lo importante en política no es construir unidades superiores -como lo creía y defendía Ortega y Gasset-, sino diluir lo existente en cada vez más diminutas atmósferas sensitivas y sentimentales.

Y así puede suceder que alguien propugne como solución a la violencia terrorista, algo por desgracia muy real y que cuesta vidas reales, el diálogo sin límites ni condiciones, el diálogo sin reglas, sin gramática, sin semántica, sin estructuras, espacio abierto a las exudoraciones de quien habla, aunque no le pueda entender nadie y no produzca más que un monólogo sin sentido, todo lo contrario del diálogo.

Así puede suceder que el diálogo sin definción alguna, como deus ex machina, como pócima milagrosa se convierta en elemento fundamental del discurso político y en núcleo de la propaganda mediática. Hay que hablar, todo está a disposición, nada es sagrado, aunque con una salvedad: siempre quedan fuera de la prohibición de sacralización los sentimientos, las identidades, lo subjetivo, en definitiva, las creencias con tal de que no tengan ningún objeto explícitamente religioso -y por ello mucho más peligrosas, más confesionales que las religosas-.

Y con todo ello el espacio público de la política termina transformado en el escenario donde cada cual puede verter todas sus sensiblerías, todo lo que afecta a su subjetividad en cuanto tal, en el mercadeo de sentimientos que son, por definición, innegociables, la peor privatización de la política. Pero en esas estamos, y me temo que para bastante tiempo.

Joseba Arregi fue militante del PNV y portavoz del Gobierno vasco con el lehendakari Ardanza. Es autor de los ensayos Ser nacionalista y La nación vasca posible.

Fuente: El Mundo, 29 de octubre de 2007.

viernes, 26 de octubre de 2007

EpC: si creías que no podía ser peor...

A pesar de que se intenta en este blog hablar sobre otra cosa, el grado de surrealismo y estupidez que están alcanzando las informaciones sobre EpC provocan nuevas reflexiones. Estamos ante una situación kafkiana, es decir, se ha mundanizado el absurdo hasta tal punto que la realidad se ha transformado en una pesadilla. Y todo por la más abyecta incompetencia política. Incompetencia porque la educación no puede ser cuestión de políticos, en general iletrados o en cualquier caso enfermos de su propia codicia. Abyecta porque se amparan en su condición de representantes públicos, practicando disputas ridículas que no conducen sino a una crispación que polariza a la opinión pública y arrastra a la irracionalidad por encima de cualquier posibilidad de debate o diálogo constructivo.

La democracia en la que vivimos se ampara en la descalificación y la vanagloria, en atribuir al otro ineptitud absoluta y a sí mismo la excelencia absoluta. Es decir, no existe un propósito más allá de la conservación o la apropiación del poder, por lo que no existe el interés público como tal. Nuestra democracia es como un patio de colegio, literalmente: infantil, acusica y cobarde. Dado esto, y teniendo en cuenta que los políticos son modelos públicos, aunque sea sólo porque salen mucho en la televisión, -por desgracia-, cabe preguntarse qué debemos enseñar a los alumnos desde las aulas, en especial desde las ya agonizantes Ética y Filosofía. Tratar de transmitir la necesidad de someter a crítica todo argumento desde el tribunal de la razón, cuando sólo cunde la sinrazón de los poderes es una contradicción absoluta que da muestra del ímprobo esfuerzo que se hace en las escuelas por educar, o algo parecido.

En algún momento se ha dicho desde este blog que la educación para la ciudadanía, adecuadamente entendida, era sinónimo de filosofía, y, en realidad, de democracia. Creo que el trinomio se puede mantener teóricamente, pero estaba hecho desde el pensamiento racional, no desde la estupidez más vil. Nada de aquello tenía importancia real, al fin y al cabo, ¿quién nos lee?

La realidad se impone como el Juggernaut que todo lo aplasta. El caso es que lo mayúsculo del despropósito reside en la insignificancia empírica de la EpC, estamos hablando de una, a lo sumo dos, horas por semana. Los alumnos tienen unas 35 horas lectivas a la semana, y una materia de dos horas es percibida por ellos como un pequeño paréntesis entre otras con más peso, en especial la(s) Lengua(s) o la(s) matemática(s). ¿Qué es para un niño dar una hora a la semana de EpC? Se puede imaginar. ¿Acaso aún no hemos advertido que la enseñanza es solo el tiempo entre los recreos? Temporalizar la materia de ese modo ya muestra su carácter absurdo y cadavérico, un finado grotesco y ridículo además, pintarrajeado con los cuatro tópicos caricaturescos, y encima falsos, que es capaz de transmitir nuestra pútrida sociedad.

El PP en la Comunidad Valenciana ha lanzado el órdago: enseñanza en inglés, respeto escrupuloso de la ley, completa oposición a la materia y respeto total a la voluntad de los padres.
La "voluntad de los padres" se ha convertido en un concepto tan sagrado que hasta Schopenhauer o Nietzsche temblarían ante su poder. Señores padres, les sugiero que ejerzan esa voluntad, indiquen al profesor de matemáticas que es su voluntad que 2+2 sea 5, que al principio de frase se escribe con minúscula, que la capital de Francia es Madrid o que el azúcar es lo mejor para la salud de los críos. De este modo nunca suspenderán sus hijos, nunca se equivocarán, ni errarán ni sufrirán el despreciable menosprecio a los que los profesores someten a sus alumnos porque les tienen manía. El decisionismo, el voluntarismo y la teología han entrado en las aulas para instalarse. Es la Voluntad de los padres.

Completa oposición a la materia ya que es sólo competencia de la escuela instruir en el conocimiento, mientras que es propio de las familias instruir en los valores. Si alguno de los que lee ha cometido el gran error de estudiar filosofía, sabrá que la contraposición entre juicios de hecho y de valor hace tiempo que está en crisis, pero es que ni el propio Hume habría defendido una alternativa tan radical como para aplicar esta división a la escuela. La dichosa EpC trata sobre: Derechos Humanos, Democracia y Ciudadanía responsable. Pero los padres puede, deben sin duda ejercer su voluntad: a ellos compete decidir qué es un derecho, qué es la democracia y qué es ser ciudadano. Luego no importa que se defeque en la calle, o que se insulte al primer imbécil que a cada cual le parezca, o que se exija un el derecho a internet, o al móvil o a que se diga sin tapujos (ya es hora) que los homosexuales son maricones, o que las mujeres son todas unas fulanas o que los negros son inferiores. Recuerden: la voluntad de los padres ya les hace poseedores de facto de todos los conceptos necesarios para hacer comprender al niño las simples cuestiones de nuestra sociedad, que se basa en la tolerancia, el respeto y la solidaridad, en la competencia, el provecho y el éxito, cosa en absoluto contradictoria, dado que se trata de aparentar una cosa, hijo mío, y hacer la otra. Esa es la naturaleza de la sociedad en la que vivimos, tan abyecta e inmoral que por fin se revela como una pura fachada para justificar los actos de poder, opresión y dominio sobre los demás. Para qué hacer pensar sobre la complejidad de nuestro mundo. En realidad los niños no lo necesitan, porque eso solo puede conducir a la melancolía, o a la náusea. Los padres son los superhombres nietzscheanos que construyen una nueva moral desde su voluntad enfervorecida.

El respeto escrupuloso de la ley es otra maravilla que muestra lo kafkiano de nuestro mundo. Kafka es el filósofo de nuestra sociedad, su pensador más virtuoso. El respeto a la ley sobre educación implica que se anule su capacidad formativa. De ese modo se puede convertir a la contradicción en algo posible, a la falacia en la verdad.

Y por si fuera poco, como si del no puede ser peor se dijera, alguien ha pensado que la materia debía impartirse en inglés. Como el colofón de una tragedia, algo que es en realidad deseable e incluso puede que útil (que los futuros camareros y taxistas de los extranjeros puedan hablar con los verdaderos ciudadanos en el idioma del imperio); se transforma, por su formulación misma, en un despropósito, en una imposibilidad definitiva que termina de fagocitar a la indefensa cría desde su nacimiento. Pero ¿quién, en nombre de todos los dioses, va a impartir esa materia en inglés? Si son los filósofos o historiadores, éstos carecen de formación general en ese idioma. (Lo que digo es algo tan evidente y manifiesto que da vergüenza escribirlo, y también leerlo, lo sé). ¿Se va a formar a todo el profesorado para que adquiera el First, el Proficiency o el título necesario que habilite para dar clase en inglés? ¿Quién va a pagar la formación? ¿Les recuerdo que no hay dinero para construir nuevos institutos; que hay centros con barracones, o enteramente de barracones (que por definición son provisionales), desde su inauguración; que en Alicante no ha habido profesorado de inglés para el primer ciclo de secundaria porque faltaban profesores; que no se cubren las bajas de menos de dos semanas (10 días lectivos, unas 350 horas) porque no se puede pagar tanto profesorado; que no hay aulas de informática adecuadamente acondicionadas; que no hay directamente aulas para impartir todas las clases (yo he llegado a dar clase en el despacho de dirección porque no había otro sitio, y se sigue haciendo); que los centros de más de veinte años tienen goteras, o falta iluminación, o no puede disponer de los mínimos medios para que la educación se aproxime, siquiera lejanamente, a algo de calidad? Solo hay que preguntar un poco al profesorado cómo le van las cosas: ¡atrévanse! La situación en la Comunidad Valenciana es tan buena que ya he escuchado a varios profesores pensando seriamente emigrar a otras comunidades. Pero nada de eso importa, la EpC en inglés es una propuesta tan esperpéntica y quimérica que no me extrañaría que saliese adelante.

Quisiera comentar cómo la inefable SFRM ha defendido al PP esperando de él la salvación a la muy tocada materia de filosofía, tal y como fue concebida por el PSOE. Cómo hubo una oportunidad para reformar el temario de Filosofía que, como es reconocido, es tan vetusto y ajeno al alumnado que se ha convertido en aprender a hacer tres comentarios de Platón, Descartes y Nietzsche (llamados respectivamente: La Teoría de las Ideas, La Duda Metódica y la Voluntad de Poder) y nada más en absoluto, porque no hay tiempo ni ganas. La necesaria reforma nos ha dejado en el erial del intelecto, porque estaba en manos de Alcibíades y Calicles -qué va, estos aún tenían talla intelectual-, de Ánitos y Melitos más bien. Pero ya he perdido definitivamente las ganas de hablar de esto. EpC es un fraude educativo, una estupidez, un despropósito y una maría nunca antes vista. Sólo la Alternativa a la Religión, de la que no se quiere hablar, es algo peor (mejor callar, silencio, EpC podría aún no ser evaluable, silencio). O sea, que aún podría ser peor…

PD Esto me lleva a pensar que aún cabe una posibilidad para resucitar al muerto, o para matarlo por fin: suspender a todo el alumnado de EpC, provocar alguna reacción. Vaya pensando quién tenga que impartirla, vaya pensando.

A.M.S.

Links: